lunes, 2 de junio de 2014

Mano Larga

11:30 a.m.

 Antes de salir toma de la pared que están colgadas, sus llaves, y la navaja suiza dentro de su ropero, aquella que le regalo el Tucas hace 3 semanas y una mochila Nike comprada hace 1 año en el mercado de Sonora. Se persigna ante el cuadro de la Santa Muerte a la salida de la vecindad.
-¡Orale mijo! –Le grita el Tucas. Se sube a la motoneta con sistema de sonido integrado.

12:27 p.m.

Llegan a la calle de Zafiro.
-Camara cabrón. Bájame aquí, yo me agarro a la güerita. Ahorita salga del cyber y perate en la esquina.
-¿Cuál we? -Dice el Tucas- Son dos.
-No mames, pues a la flaca esa, la otra ni siquiera se queda.
-Vas carnal, pero igual tarda. Ahí te aguanto.

12:59 p.m.

Ve a la chica salir. Un último golpe al último cigarro de la cajetilla que le compró ayer por la tarde el Tucas. Tira la colilla. Empieza a caminar. Pasa el letrero de “Hora x 15 Pesos”. Piensa: “Tiene como 17, seguro no corre”. Avista al Tucas en la motoneta esperándolo. Saca la navaja. Por detrás, la toma por el cuello y el brazo.
-¡Orale pinche güerita, ya sabes que pedo! –Le esculca el pantalón, le agarra un pecho, le restriega su rostro en el cuello, toma su mochila y el dinero que ella saca del pantalón. Se escuchan los pistones de la motoneta encendidos. Sale corriendo. Voltea para ver la cara aterrada de la fémina. Regresa la mirada a su compa de toda la vida, esa vida. Siente como si un bateador rompiera su marca de Home Run de la temporada en lo más amplio de su cara, rompiendo 5 de sus dientes, la nariz y tirándolo de nuca al suelo.

01:01 p.m.

Se le nubla la vista. Escucha la motoneta alejarse rápidamente. Insultos y más insultos suenan cercanos, gente que se para frente a él. Siente como si la mañana de la boda de su prima Rebeca, y la de la pelea más brutal del barrio, las viviese juntas y multiplicadas por 100.
–Ayudenme- Apenas un murmullo.
-¡Qué poca madre!¡Qué bueno cabrón!¡Llama a la poli!¡Nel, que se quede ahí!¡A la chingada!¡Mátenlo, por mano larga!
Lo bueno que tenía una fuerte contusión, porque la siguiente madriza habría dolido más si no existiese aquella última.

01:20 p.m.

De alguna forma, logro salir de esa colonia respirando, y salió precisamente en una calle donde, de poste a poste, una manta con letras azules anunciaba:
“ASALTANTE. SI ASALTAS EN ESTA COLONIA, SE TE VA A DAR UNA PUTIZA”

02:30 p.m.

5 calles caminando mal parado, 2 peceros y una combi después, llega a la casa. Abre la puerta. Lo ve su madre, la misma que trabaja de 7:00 a.m. a 2:00 p.m. de intendente en el Wallmart, con el uniforme escolar sucio y ensangrentado, con resto de moretones en la cara y brazos, y con una cara de muerto
-¿Qué te paso Marco? – Le grita asustadísima.
Triste, Marco le responde:
-Me asaltaron jefa. Como vieron que nada más traía pa el pasaje, me madrearon.
-Pinches manos largas, hijos de la chingada. Ojala los lincharan a esos cabrones.
¿Podía haber mentido con que se había peleado en la escuela, pero por qué lo hizo con eso? Pensó. Más cabizbajo, le siguió la corriente:
-Verdad que sí jefa.


Fin

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