jueves, 17 de abril de 2014

...con otros no esperados sucesos.


¿Qué hay banda? Les traigo hoy un pasaje que en verdad me gusto mucho del libro que ando leyendo, siendo este ni más ni menos que el Quijote de la Mancha. De este pasaje les explicare absolutamente nada.
Si tienen ganas de saber de donde sale y porque este pequeño discurso de Marcela, pues lean el libro, ganenselo a pulso. Lo que si puedo decirles y admitirles, es que dice una muy gran verdad para aquellos que siempre la buscan. Sin más preámbulos, espero lo disfruten, así como yo disfruto leyéndolo.


-No vengo, ¡oh Ambrosio!, a ninguna cosa de las que has dicho. -Respondió Marcela- Sino a volver por mí misma, y a dar a entender cuán fuera de razón van todos aquellos que de sus penas y de la muerte de Grisóstomo me culpan. Y así ruego a todos los que aquí estáis me estéis atentos, que no será menester mucho tiempo ni gastar muchas palabras para persuadir una verdad a los discretos. Hízome el cielo, según vosotros decís, hermosa, y de tal manera, que sin ser poderosos a otra cosa, a que me améis os mueve mi hermosura, y por el amor que me mostráis decís y aun queréis que esté yo obligada a amaros. Yo conozco con el natural entendimiento que Dios me ha dado, que todo lo hermoso es amable; mas no alcanzo que por razón de eser amado, esté obligado lo que es amado por hermoso a amar a quien le ama; y más que podría acontecer que el amador de lo hermoso fuese feo, y siendo lo feo digno de ser aborrecido, cae muy mal el decir "Quiérote por hermosa, hazme de amar aunque sea feo". Pero puesto caso que corran igualmente las hermosuras, no por eso han de correr iguales los deseos, que no todas las hermosuras enamoran, que algunas alegran la vista y no rinden la voluntad; que si todas las bellezas enamorasen y rindiesen, sería un andar las voluntades confusas y descaminadas sin saber en cuál habían de parar, porque siendo infinitos los sujetos hermosos, infinitos habían de ser los deseos; y según yo he oído decir, el verdadero amor no se divide, y ha de ser voluntario y no forzoso. Siendo esto así, como yo creo que lo es, ¿por qué queréis que rinda mi voluntad por fuerza, obligada no más de que decís que me queréis bien? Si no, decidme: si como el cielo me hizo hermosa me hiciera fea, ¿fuera justo que me quejara de vosotros porque no me amábades? Cuanto más que habéis de considerar que yo no escogí la hermosura que tengo, que tal cual es, el cielo me la dio de gracia sin yo pedirla ni escogella; y así como la víbora no merece ser culpada por la ponzoña que tiene, puesto que con ella mata, por habérsela dado naturaleza, tampoco yo merezco ser reprendida por ser hermosa; que la hermosura en la mujer honesta es como el fuego apartado, o como la espada aguda, que ni él quema, ni ella corta a quien a ellos no se acerca. La honra y las virtudes son adornos del alma, sin las cuales el cuerpo, aunque lo sea, no debe parecer hermoso; pues si la honestidad es una de las virtudes que al cuerpo y alma más adornan y hermosean, ¿por qué la ha de perder la que es amada por hermosa, por corresponder a la intención de aquél que por solo su gusto con todas sus fuerzas e industrias procura que la pierda? Yo nací libre, y para poder libre escogí la soledad de los campos; los árboles destas montañas son mi compañía, las claras aguas destos arroyos mis espejos; con los árboles y con las aguas comunico mis pensamientos y hermosura. Fuego soy apartado, y espada puesta lejos. A los que he enamorado con la vista he desengañado con las palabras; y si los deseos se sustentan con esperanzas, no habiendo yo dado alguna a Grisóstomo, ni a otro alguno, el fin de ninguno dellos, bien se puede decir que no es obra mía que antes le mató su porfía que mi crueldad; y si me hace cargo que eran honestos sus pensamientos, y que por esto estaba obligada a corresponder a ellos, digo que cuando en ese mismo lugar donde ahora se cava su sepultura me descubrió la bondad de su intención, le dije yo que la mía era vivir en perpetua soledad, y de que sola la tierra gozase el fruto de mi recogimiento y los despojos de mi hermosura; y si él con todo este desengaño quiso porfiar contra la esperanza y navegar contra el viento, ¿qué mucho que se anegase en la mitad del golfo de su desatino? Si yo le entretuviera, fuera falsa; si le contentara, hiciera contra mi mejor intención y prosupuesto. Porfió desengañado, desesperó sin ser aborrecido: mirad ahora si será razón que de su pena se me dé a mí la culpa. Quéjese el engañado, desespérese aquél a quien le faltaron las prometidas esperanzas, confiese el qeu yo llamare, ufánese el que yo admitiere; pero no me llame cruel ni homicida aquel a quien yo no prometo, engaño, llamo, ni admito. El cielo aun hasta ahora no ha querido que yo llame por destino, y el pensar que tengo que amar por elección es excusado. Este general desengaño sirva a cada uno de los que me solicitan de su particular provecho, y entiéndase de aquí adelante, que si alguno por mí muriere, no muere de celoso ni desdichado, porque a quien a nadie quiere, a ninguno debe dar celos, que los desengaños no se han de tomar en cuenta de desdenes. El que me llama fiera y basilisco, déjeme como cosa perjudicial y mala: el que me llama ingrata, no me sirva; el que desconocida, no me conozca; quien cruel, no me siga; que esta fiera, este basilisco, esta ingrata, esta cruel y esta desconocida, ni los buscará, servirá, conocerá, ni seguirá, en ninguna manera. Que si a Grisóstomo mató su impaciencia y arrojado deseo, ¿por qué se ha de culpar mi honesto proceder y recato? Si yo conservo mi limpieza con la compañía de los árboles, ¿por qué ha de querer que la pierda, el que quiera que la tenga, con los hombres¿ Yo, como sabéis, tengo riquezas propias, y no codicio las ajenas: tengo libre condición, y no gusto de sujetarme; ni quiero ni aborrezco a nadie; no engaño a este, ni solicito a aquel, ni me burlo con uno, ni me entretengo con el otro. La conversación honesta de las zagalas destas aldeas, y el cuidado de mis cabras me entretiene; tienen mis deseos por término estas montañas, y si de aquí salen, es a contemplar la hermosura del cielo, pasos con que camina el alma, a su morada primera.


sábado, 12 de abril de 2014

De surtida y para llevar.

¿Qué hay banda? Pues les traigo una compilación de unos borradores de escritos que jamas he publicado y no he mostrado a nadie. Así, espero que los disfruten como yo los disfrute escribiendo. Pues sin más preámbulos, aquí están.

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Una gran urbe, todo parece tan caótico, pero nadie se tropieza con nadie, un desorden muy bien acomodado. Veo a un hombre de traje azul cremotina parado en la esquina. Jamas lo volveré a ver en mi vida. Alguna vez había estado en la misma película, estos truenos que rebotan en mi cabeza, ahora no creo que sea mi imaginación quienes lo causan, son reales. Siguen sonando. Los pulsos en mi cabeza también son verdaderos, lineas indiscretas golpeando a la multitud. Bestiales instrumentos emergen del azul infinito, instrumentos de muerte, instrumentos creados por algún loco fumando un cigarrillo AppleBlack de aquella época, instrumentos subestimados por otros mucho más cuerdos que fumaban AppleBlack. 


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Se había sentado un lugar detrás de mí, me había puesto sumamente nerviosa cuando entro al salón. No me hubiera sentido tan nerviosa y emocionada si él no hubiese llegado tarde y con su profunda voz pidiera permiso de entrar a clases.

Era la segunda vez que inscribía Calculo 2, pero desde que lo vi el cuatrimestre pasado en Álgebra, nunca pude, o mejor dicho, nunca tuve el valor para entablar una pequeña charla. De hecho una vez en aquella clase, llego más temprano que yo, se sentó dos lugares junto al que yo tomaba y pude haberme cambiado de lugar (obvio junto al suyo), pero llego su amigo el güerillo aquel, y se interpuso entre mi y lo que sería un contacto del tercer tipo. Bueno, tal vez exagero con que fuese del otro mundo el chamaco ese, pero muchas veces sentía su mirada cuando terminaba la hora, y yo salía antes que todos para evitarlo, ¿por qué lo hacía? No se porque le huía todo ese tiempo, creo era el hecho de no conocerlo, y mi gran deseo de platicar un rato con él.

¡Okay, okay! Tal vez estoy exagerando, pero ¡como se peina, como viste! Incluso su aroma al estar cerca de él. Siempre de traje, como si fuese a dirigir una empresa al terminar clases.
De acuerdo, sé, son cosas banales, pero el chico es muy intelectual, se nota cuando participamos en clase, y las veces que he chismorreado las conversaciones de él y sus amigos, que aunque no tan formales igual se ven bien portaditos, son a falta de adjetivos, de alta alcurnia. Conversaciones donde hablan sobre la trascendencia de humano, de la mente y la materia, de todas formas como cualquier grupo de hombres terminan con cosas propias de su genero.

En fin, me desvié un tanto, pero regresando a este cuatrimestre y la situación actual, él sentado detrás de mí. Espero no salir "corriendo" como todas la clases de Algebra. Ahora voy a voltearme, lo mirare, me armare de agallas y le hablare.
-¿Qué hay, Salvador cierto?, Tu ibas conmigo el cuatrimestre anterior ¿verdad?
-Si, en Algebra. Eres Erica ¿no? -Respondió y pregunto entre sorprendido y divertido.
-Así es. -Una voz coqueta se me escapo, casi por instinto. Una parte de mí no lo podía creer, se había acordado de mí. -¿Por qué no te sientas aquí a mi lado?

La sorpresa se notaba clara en su cara, tomo su pequeña libreta, su estuche y se sentó junto a mí. Me di cuenta que su rodilla temblaba impaciente, y en su cuello brotaban gotas de sudor, obviamente era el calor de verano y el traje que jamás le había visto sin quitarse el saco.

Yo ya estaba encarrerada. Justo cuando iba a hacer mi jugada pidiéndole su correo para los trabajos de la clase, dio la hora y termino Calculo 2, se despidió rápidamente de mí, y fue el primero de todos en salir. Ese gran muchacho se había desvanecido tan veloz, que cuando salí a del salón para buscarlo, ya no se encontraba en los largos pasillos de la facultad.

Lo bueno, lo volví a ver cada clase de Calculo, e intentaba nuevamente hacer alguna jugada, pero lo malo, cada vez que lo intentaba empezaban el temblor de la rodilla, y el sudor del cuello y ser el primero en salir. Bueno igual no es tan malo, ahora yo se que se siente ser la secreta admiración de alguien.


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No tardo en cerrar la puerta del departamento, ellos solo querían un lugar para resguardarse, pero él no lo permitió. Tomo una varilla y mientras forcejeaban la débil puerta, les permitió por un instante entrar, solo para recibir una tunda y dejarlos en el suelo a los tres, con ayuda de sus hermana, sacaron a los tres chicos inconscientes del edificio, y  al volver a entrar, después de cerrar la puerta con seguro, escucharon gemidos, sonidos guturales y cliqueos. Supieron que estaban perdidos los que estuvieran fuera a esa hora. No había nada que pudieran hacer. Él solo escribió una nota que iniciaba:

Para aquellos que no me entendían...
Para aquellos que creían hacerlo...



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Llego a las 8:00 p.m. Martes. Después de un día lleno de altos y bajo, solo deseaba su cama y su rica almohada.

Aventó la mochila a su silla del escritorio. Se acostó en su cama y se quedo pensando:
"He trabajado y estudiado todo este tiempo, he dedicado mi vida. Pero a pesar de todo mi esfuerzo, no me siento feliz"

Pero él no creía en la felicidad, o al menos eso se repetía cada vez que pensaba eso mismo todos los martes  cuando llegaba a las 8:00 p.m., solo deseando su cama y su rica almohada..
"Tal vez deba buscarla, aunque sea muy difícil encontrarla"

Siempre concluía lo mismo, después continuaba con sus trabajos de investigación de la maestría, cenaba y se iba dormir a no más tardar las 11:30 de la noche. Pero esta noche, esta noche algo difirió de todas las demás que llegaba a las 8:00 p.m., solo deseando su cama y su rica almohada, ésto, siendo martes.

-Tal vez deba buscarla, aunque sea muy difícil encontrarla- Repitió en voz alta.

Se levanto rápidamente. Tomo Su libreta de notas personales, aquella del montón de útiles de la maestría. En ella contenía, con recelo y oculto a simple vista, un pequeño diario que abandono después de zanjar una etapa tosca y dura de la universidad.

Se sentó en el escritorio, encendió la lampara de estudio, alcanzo el sencillo portaminas de la mochila, y empezó a escribir una de las tantas ocurrencias que pasaban por su hemisferio derecho.



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A mi me lo han contado como la Guerra de los Champiñones Gigantes, o al menos eso dice mi niñera Archie 5, programada para cuidarme cuando se van mis papás a la Tropolí, Pero ellos dicen que fue un mal necesario, o que eso le contaron sus abuelos y a ellos su padres, que estábamos rompiendo con todos los límites de nosotros y de ellos.

Ahora es muy difícil distinguir entre unos y otros, y así como con los humanos existió y sigue existiendo religiosos y no religiosos, con las MIAs (Maquinas con Inteligencia Artificial, o llamadas  simplemente como maquinas), están la vertiente que ha ofrecido su vida al servicio de la humanidad y de las propias MIAs, y las que se han exiliado a la luna, donde nadie se mete con ellos y pueden vivir su propia cultura.

Después de la pacificación en la Tierra, según mis profesores de historia, se tuvieron que cambiar muchísimas leyes, la mente de personas y maquinas tuvieron que abrirse a un nuevo tipo de futuro. Tantos años después de la Guerra de los Champiñones Gigantes, existe una crimen, que entre humanos se le dice de "Odio". 
"Crímenes por Alma", mi papá me cuenta que se les ha catalogado en el Diccionario Penal Internacional como: Aquellas violaciones a la vida e integridad de la misma, por considerar a un grupo de entes pensantes, como fuera de la creación o bien considerarlos imperfectos.
La mayoría de estos casos suelen ser asesinatos de un grupo religioso extremista a una MIA, o un loco MIA seguidor de los cuentos Nietzschinianos que mata a un ser humano.


miércoles, 9 de abril de 2014

Preparando el azador.

¿Qué hay banda?

En estos momentos, como he notado que se ha estancado el blog, les preparare una publicación de surtida y para llevar, o mejor dicho, una compilación de algunos de borradores con ideas de cuentos y sueños que escribí al instante de levantarme e incluso un pequeño fragmento de lo que fue un diario personal de hace unos años. Solo deben esperar a que transcriba de la mejor manera posible lo que sea que yo desee publicar. 

Esta mariposa esta aquí porque
no necesita mayor razón para estarlo.
Esta idea viene con la intención de que aquellos escritores amateurs o profesionales, guionistas, poetas, cantantes de bañera, pensadores, filósofos de campo, músicos, cineastas, artistas, grafiteros, reporteros y humanistas, tengan nuevas ideas para sus obras, o ya sea que compongan, añadan, modifiquen, alteren, corten, peguen o tatuen cualquiera de las palabras que les presentare.

Esto lo hago porque muchas de estos textos, las he dejado a un lado, y me sirvieron en su respectivo momento en lo que sea que hayan sido buenos, y ahora quiero compartir todo esto con el deseoso de conocerme o que simplemente desee leer algo dominguero. Si te sirve, excelente, si no, igual de excelente será.

Supondré que no tardare tanto en solo transcribir, eso espero.

Comenten, suscríbanse, mandenme correos y difundan las subcultura rulardillesca por la red.